25 noviembre 2006

MONCLOA

Bueno, pues ya he llegado y ahí estás con tu falda de tela verde y tus zapatillas de moda junto a la boca del metro, te miro a los ojos, estoy nervioso muy nervioso pero qué estoy diciendo si ya te he dado dos besos y te he dicho que estás preciosa, la verdad es que estás preciosa pero no sé si era demasiado pronto para decírtelo, no me mires con esos ojos por favor que me vuelvo loco, te has vuelto a morder las uñas creí que se te había quitado ese vicio tan feo pero incluso sin uñas tienes unas manos preciosas, y te has echado colonia, ahora hueles a una mezcla de chicle y colonia y mis manos no paran de moverse porque no sé dónde meterlas mientras me sigues mirando con esos ojos que me vuelven loco, y dices que tienes que hacer prácticas en la universidad y no sé cuántas cosas más que no recuerdo porque en realidad no te estoy escuchando y tus ojos me tienen hipnotizado, me gustaría saber a qué sabes y lanzarme de una vez a besarte los labios pero ya sabes que soy muy cobarde y me refugio detrás de esta verborrea que tengo para decirte tonterías que no escuchas o tal vez sí pero yo prefiero creer que no escuchas porque deseas que dé el paso que yo mismo deseo dar, sí, me parece bien ir al cine o dar un paseo, decídete por dios, ¿yo qué prefiero? Prefiero ir a un banco en el Parque del Oeste y mirarte esos ojos hasta hacerlos míos pero eso no te lo voy a decir además el cine está lejos, vamos a dar una vuelta, conozco un bar ahí arriba en Meléndez Valdés muy tranquilo donde podemos dejar que pase toda la tarde y toda la vida mientras nos miramos y jugamos al pictionary y me voy enamorando lentamente de tu determinación y de tus ideales, de la sencillez con la que te colocas la coleta, y siento celos del camino que has recorrido sin mí, te quitas la espuma de la cerveza que se quedó en el labio pasándote la lengua con la misma suavidad que el viento lleva las hojas secas del parque, por favor hazme una señal que ya estoy jugando con las manos en una maniobra desesperada deseando que me acaricies un dedo para poder saber si debo dar el paso que... se me sale el corazón desbocado y creo que ya sabes que me tienes de rodillas pero te haces la despistada hablándome de películas y de cuentos chinos, te quiero, no me mires así y dime algo, no sé si hueles más a chicle, a colonia o a cerveza, sí, te quiero y te has quedado muda sin saber qué decir y has retirado la mano de la mesa, ahora no sabes que hacer con los ojos que ya no me miran como antes, quizás fuera culpa mía, dices que lo sientes pero más lo siento yo por haber pensado que…

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