Hace mucho que este personaje que soy no escribe nada en esta página, y no será porque mi vida no ha estado repleta de cambios y, por lo tanto, llena de cosas que contar, quizás sea precisamente por eso que no he tenido ni un segundo libre para sentarme a mirar hacia atrás y comprobar que todo sigue en su sitio, o como siempre, o que nada ha cambiado... o que todo ha cambiado para que nada cambie.

Tengo casa nueva por fin, y ahora incluso puedo decir que tengo una cama, y no lo digo por el colchón que me mira desde el suelo muerto de frío, me refiero a la cama que me he comprado y que ahora tengo que montar desde la más absoluta pereza, junto con una pila de camisas pendientes de planchar que descansa entre camisetas y calzoncillos limpios. Mi vida ha cambiado un poco, no mucho en el fondo, pero sí que ha cambiado algo, hay nuevos actores en mi reparto y otros han salido por causas más o menos plausibles. Aunque las salidas son siempre momentáneas, tengo a las niñas de México a las que echo de menos hasta el llanto cada vez que pienso en ellas, así que prefiero no pensar demasiado en ellas por aquello de evitar la tristeza; aunque confío en verlas dentro de poco... por otro lado hay mucha gente que sin necesitar irse tan lejos ha dejado de formar parte activa de mi vida, y aunque no me guste que sea así no me queda más remedio que aceptar que no tengo tiempo para todo el mundo, que la vida sigue y que nos hacemos mayores todos.

También ha influído en mi silencio que he estado particularmente feliz y contento últimamente y y se sabe que uno escribe desde la tristeza con mucha más soltura que desde la euforia...

e la nave va...