18 febrero 2007

No sueñes con las lagartijas del parque, mañana podremos correr por las rocas y buscar cangrejos. Los naranjos sabrán esperar a nuestra adolescencia, entonces podré besarte bajo sus ramas cuando llegue mayo. No sueñes con las golondrinas de mi tejado, ni tampoco con las arañas del pajar, te llevaré a cazar saltamontes y ranas en el río. Nos bañaremos desnudos entre los juncos y las luciérnagas. Te echaré carreras en la bici hasta la ermita pero no sueñes con las castañas de mi abuela. Te acostaré junto a la lumbre en los diciembre más fríos, pero no dejes que abandone mis sueños. Te prometo que pensaré en ti toda mi vida, aunque ya no sea capaz de llegar hasta la ermita y los almendros no me den más sombra.

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