01 abril 2007

En mi memoria se agolparon muchas sensaciones contemporáneamente. No fui capaz de desligar lo esencial de lo anecdótico y apenas pude reaccionar ante aquella marea confusa de recuerdos que me asaltaron a traición en mitad de la noche. Deseaba sentirme más vivo que nunca, sabía que debía dar el paso y vivir con honestidad y equilibrio, pero también sabía que no tendría nunca más la ocasión de repetir aquel instante. Sentí mucho miedo, también algo de pena y no logré que me invadiera la alegría que buscaba por el simple hecho de ser consciente de que estaba vivo en aquel preciso instante. Que podría sonreír una vez más y guiñar un ojo. Sentí que no era capaz de valorar realmente la suerte que tenía por poder SER. Algo tan simple como SER.

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