03 junio 2007

Burbuja

Llegaste en medio de la confusión, era tarde y estaba cansado, la autopista había estado repleta de coches y aquel ruido no terminaba nunca, se hacía insoportable estar en medio de aquella legión de coches embotellados desde el aeropuerto hasta el centro. El taxi me escupió frente a tu casa, yo aún no sabía que aquella era tu casa. Cuando llegué apenas pude deshacer mi equipaje, el ambiente era muy húmedo y el cielo amenazaba con desplomarse sobre nosotros, las nubes reflejaban pesadamente el naranja de las luces callejeras y en el suelo aún quedaban los charcos de la lluvia anterior dibujando el reflejo de los escaparates. Llegué tan cansado que casi me dormí nada más pisar la habitación, habría sido una buena jugada del destino quedarme dormido en aquel momento, sin embargo pude aguantar para saludar a Gisela y brindar con ella con una copa de vino blanco. Luego que hube conversado con ella y colocado todo el equipaje nos subimos a la habitación de arriba. Era tu cumpleaños. Recuerdo que había mucha gente y nos presentaron casi por casualidad, casi todos eran de la residencia. Encantado fue todo lo que acerté a decirte, vaya estupidez, encantado de haberte conocido. Todo pasó muy deprisa. Recuerdo tu mirada, llegando desde muy dentro hacia afuera, explorándome confusa y excitada, tenías los ojos más bonitos que jamás había conocido y sin embargo parecías triste. Me ofreciste un vaso con tres hielos y me indicaste con la mirada dónde podría encontrar la bebida. Me serví un White Label con Coca Cola, mientras atravesaba con la mirada el perímetro de la habitación. Estaba llena de fotos, algunas tuyas y otras de tu compañera, eran un pequeño inventario de vuestras vidas. Me preguntaba quiénes serían aquellas personas y qué relación habrían tenido contigo, quien sería amiga de la infancia y quien compañera de la universidad. En el centro había un chico, supuse que no sería una persona cualquiera. Todavía me gustaba hacer conjeturas e imaginar la vida de los demás, ¿recuerdas cómo completaba las conversaciones de la gente en el metro cuando íbamos juntos al mercado central? No claro, no puedes recordarlo.

Gisela estaba preciosa, con su pelo liso y las gafas azules, siempre a juego con sus zapatillas viejas. Hacía meses que no la veía y era como si el tiempo nunca hubiera pasado, parecía que me hubiera despedido la noche antes, cuando salimos todos juntos por Madrid para decirle adiós. La querías mucho y ella también a ti, aunque nunca os lo dijerais las dos lo sentíais y era maravilloso veros discutir desde lejos decidiendo qué música poner, qué ropa lavar, qué cena preparar o qué marca de vino era la mejor para hacer sangría.

Soñé contigo todas las noches mientras estuve allí. Recuerdo especialmente un sueño, en él corrías por unas vías abandonadas, llevabas un jersey verde, y corrías con todas tus fuerzas, exhausta, yo te veía acercarte sentado en el borde de un andén descascarillado y tú no me mirabas, pasabas de largo y te perdías entre dos pinares. Como si fueras un tren fantasma. Te desvanecías de repente, ya no quedaba nada, tan solo un fuerte olor a romero y a tomillo. A mí me gustaban más los sueños que olían a jazmín y a azahar y terminaban bajo un almendro.

Aquella primera noche después de tres white label te pregunté por el chico de la foto. Tú me preguntaste por Gisela. Yo te hablé de una película. Tú me hablaste de un cuento sobre una ciudad en la que a todo el mundo le ocurría la misma desgracia. Te cogí la mano. Me miraste a los ojos, con la misma mirada desgarradora de la primera vez. Sólo pude buscar tus labios. Abriste los labios muy despacio apretando los dedos de tu mano derecha contra los míos.

Estuvimos juntos tres semanas, compartiendo aquella ciudad maravillosa y llenando de ilusión nuestros sueños. El último día hicimos el amor como nunca antes lo habíamos hecho mezclando el sudor con las lágrimas. La mañana después me perdí con un pañuelo entre las manos en medio del bullicio de tu calle.

Dice el médico que no recuerdas nada, pero yo no puedo soportar la idea de que me hayas borrado de tu memoria. Te miro a los ojos y me sonríes pero no me reconoces.


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2 Comments:

At 27 de noviembre de 2007, 15:51, Blogger Unknown said...

parada, sin saber que escribir.. como decirte lo mucho que me ah gsutado.. si te dijera que estoy llorando lo comprenderias... precioso

 
At 27 de noviembre de 2007, 15:51, Blogger Unknown said...

parada, sin saber que escribir.. como decirte lo mucho que me ah gsutado.. si te dijera que estoy llorando lo comprenderias... precioso

 

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