30 noviembre 2007

En ocasiones uno se siente inmensamente pequeño. Otras veces uno se siente completamente desdichado, rechazado, ninguneado. Para esos días hay que recordar que incluso desde aquí podemos ver la luna, las estrellas y escuchar cómo rompen las olas contra las rocas. Entonces nos podemos relajar tranquilamente porque ya se encargará la vida de poner las cosas en su sitio. Ya vendrán tiempos mejores.

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