Mientras te hablaba y se consumía la noche miles de estrellas fugaces iluminaban nuestro encuentro. No sé si pediste algun deseo, yo cientos de ellos, en primer lugar llegar a poder conocerte.
Llenaste tu vida de candados y de interruptores y ahora me queda mucho trabajo por delante para reconciliarte con mi pequeño planeta.
Etiquetas: Paranoias
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