02 septiembre 2007

OBSESIÓN / OSSESSIONE

1. Idea assillante accompagnata da ansia. 2. Preoccupazione angosciosa e persistente.

Eso lo dice el señor Zanichelli que de palabras sabe un rato.

Siempre ha sido fácil confundir el amor con la obsesión, querer ajustar el traje a tu medida, buscar en el vacío que sientes y encontrar a alguien a quien atribuyes las cualidades mágicas de rellenar dicho vacío, y lo milagroso es que en esa búsqueda lo rellenas, aunque sea sólo parcialmente, aunque sea sencillamente una ilusión de niebla o de gasa, como una caricia, algo que cuando lo quieres definir ya no está, se ha marchado, imperceptible y sin embargo verdadero. Porque nadie te puede decir que no has conocido esa verdad, que por un instante eterno y mágico has sentido su mirada y has notado que el vacío se llenaba y la palabra PLENITUD, con letras mayúsculas ha quedado impresa para siempre, un trocito de eternidad destinado a llenar tu vacío, aunque quién sabe porqué un momento después se ha desmoronado todo y la mirada ya no existe y tú sigues buscando sus ojos pero ya no están enfrente se han marchado y nunca sabes si es para siempre o si van a volver a buscarte, perdido en medio del desierto de sus pupilas. Menos mal que nació Chopin para acompañar esos momentos en los que creemos querer morir y tan solo estamos viviendo. Yo sigo buscando esos ojos, los veo muy cerca, con el corazón palpitando y sintiendo su respiración, y en los sueños además de bucear y correr y caer tengo coraje y la miró fijamente, en el centro de su corazón y entonces no queda más que seguir lo que te dicta el corazón, pero son sólo sueños, porque a la hora de la verdad soy gelatina, blanda, fofa, boba y sin sal. Y no me lo puedo reprochar porque es algo que sé a priori, mucho antes de embarcarme en ninguna aventura sé de antemano que mi carácter pueril me conducirá cara a cara con la verdad y no sabré aferrar lo que yo mismo he conseguido. Simplemente por miedo, tristemente por miedo. Y ni Bach ni Chopin ni Vivaldi y mucho menos Verdi podrán dármelo. Tan solo podrán consolarme en las tardes de domingo. Los domingos.

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