12 febrero 2008

Chopin
Desde la ventana llueve. Y no es verano. Los pianos son así, siempre llueve cuando suenan, aunque sea primavera, o precisamente porque la primavera la anuncian con su martilleo a veces alegre y otras veces triste. La primavera, con o sin lluvia, con o sin piano, desde esta ventana sabe un poco diferente. Tiene un sabor a fugacidad, a promesa demasiadas veces incumplida. No estamos en primavera, ya lo sé, pero este tiempo todo lo confunde y acaso lo adelanta. Con la cuaresma instalada en nuestras vidas, esta prohibición absurda de comer carne, esta metáfora al fin y al cabo inoculada desde pequeñitos que oprime desde el subconsciente los deseos más carnales. Ya se presienten las golondrinas y se presiente el olor a azahar y el jazmín y el agua correr por cauces diáfanos, y la vida alrededor abriéndose camino mientras la sigo mirando desde esta ventana. Desde esta ventana llueve, aunque el sol luzca con fuerza. Los pianos nunca mienten.

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