05 noviembre 2007

Serata
Soñé que me inventaba un otoño contigo, alfombrado de hojas secas en bosques imaginarios, con castañas y bufandas. Soñé que recorría la avenida llena de gente exhalando vaho pero esta vez no lo hacía solo. Soñé... soñé que nos amábamos sin descanso como si la vida terminara en ese instante, a cada tregua le seguía de nuevo el fragor de una nueva batalla, a cada batalla le sucedía una tregua embriagada de saliva y de complicidad. Soñé con tus manos heladas, con tus guantes rojos, con tus jerseys de lana. Mientras soñaba descubrí que yo era el narrador y no el protagonista, y tus ojos nunca atravesarían la pantalla del ordenador, y sus teclas nunca serían tu piel.
Preferí la dulzura de ese sueño, aún consciente del engaño, y seguí durmiendo toda la noche a tu lado.

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