Raval
He pasado dos horas paseando por el Raval. He comido kebab. He leído. He empezado un cuento y me he bloqueado, como de costumbre. He mirado a chicas. He olido a porro, a perro, a pizza, a curry, a alcantarilla. No he olido a jazmín. He caminado sin rumbo, sin destino, casi sin origen, como mi vida. He tenido un impulso enorme de tirarme a una estudiante de historia, o quizás fuera de filosofía, no lo sé, no tiene demasiada importancia. La vida me mira y se ríe de mí. Me refugio en esta libreta que luego será post, y anhelo alguna mirada. Todavía ocurre que, en ocasiones, se apodera de mí el deseo, me siento bien, en el fondo. Me siento vivo, aunque la vida se ría de mí. A veces es necesario decir, hacer, no limitarse a esperar sentado a que algo cambie. Hoy es uno de esos días que luego se recuerdan, que a la postre resultan importantes porque sin darnos cuenta algo cambia, tengo ese presentimiento, esa palpitación. El día no ha terminado. Hoy tocará The cure en el Sant Jordi. Escucharé algo de ellos cuando llegue al hotel. Hoy me siento un naúfrago agarrado a una tabla en medio del Raval.
Etiquetas: Vivencias
2 Comments:
Me encanta el Raval, y no solo porque pueda volver a casa andando cuando salgo por ahí.
Ahora toca descubrir el Poble Sec que tiene un aire al Raval.
No sirve de nada llorar por lo que no nos gusta en nuestras vidas, hay que usar esa fuerza para iniciar el cambio. ¡Ánimo!
Te das un aire a Orson Wells de joven, según Roger. Y eso, definitivamente, tiene que ser una señal de éxito.
¿Buscas una socia para tu librería?
Publicar un comentario
<< Home