30 junio 2007

REM - The Sidewinder Sleeps Tonight

Fue en la primavera del 94. Jamás seré capaz de olvidar sus ojos y esta canción por mucho tiempo que pase siempre me llevará a aquellos días. Cuando aún pensaba que iba a estudiar periodismo y y me moría por una mirada en el patio. Mi vida amorosa siempre estará marcada por la forma en la que me enamoré de Elisa y por cómo la miraba desde la ventana de mi clase. Divina Elisa...

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Detalles

Hoy he tirado a la basura el cepillo de dientes de Vane.

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26 junio 2007

Valencia - Zaragoza

Ya tengo billetes de tren Madrid-Zaragoza... ahora que ya sé que cambio de destino y que dejo esta ciudad el viernes me asalta una especie de melancolía de esas de campamento. Cuando de repente tomas consciencia de que no has visto el Oceanografic porque siempre estaba allí y siempre te daba pereza ir. Poco a poco mis oídos se habían acostumbrado al sonido de las terrazas de El Carmen durante los paseos diarios. Los recepcionistas de cada hotel, sus turnos y sus tics. El olor a mar y el calor pegajoso, la brisa algunas noches, las luces del puerto, los petardos indiscriminados por cualquier motivo, las bandas tocando aleatoriamente por las calles... me encontré tres días con tres bandas que tocaban pasodobles sin que nadie me explicara el porqué de aquello (a mí los pasodobles me gustan, he de admitirlo). Ahora me espera abrir una sucursal a mí solito, cosa que me acojona bastante, sita en la calle Juan Pablo II... ese ser que despreciaba el preservativo y cuya solución para el SIDA era la castidad (aunque yo sigo sus preceptos de mala gana)... en fin, que me da algo de miedo el nuevo reto este pero creo que en la ciudad estaré más a gusto, conozco bastante más gente de Zaragoza que de Valencia, aunque todos vivan en Madrid seguro que me presentan a sus colegas... o al menos eso me prometió la banquera pintora de brocha gorda el domingo. Ella es todavía populina y a veces se queja de su vida en Madrid y manifiesta, públicamente, que querría volver a casa... pues bien, cuando se le ofrece ser interventora de una sucursal a tiro piedra de su casa le entra el cague y admite... jajajaja, te pillé! que en Tetuán no está tan mal. O sea el miedo al cambio, un clásico: bueno, seguiré dejándome invitar a cañas cuantas veces sean oportunas o necesarias. Luego está Aireen... y su amiga Phi (a quién sigo sin conocer) que son también mañas y que me deberían decir sitios que visitar y cosas que hacer, ¿no? Si Ars viene a hacer un curso en verano nos la podemos gozar como enanos haciendo barbaridades. Estoy pensando que es todo un peligro que settolone se presente en mi vida laboral... mejor que haga acto de presencia en vacaciones.

Poco más que añadir, en breve sabremos más, según vayan pasando las páginas, aún en blanco.

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25 junio 2007

Tilly and the Wall - Rainbows in the Dark

Para María

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I love my jeans-Camera Obscura

Para probar nada mejor que una canción de esta gentecilla

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22 junio 2007

G A B R I E L A

Recordaba. Con la mirada perdida, inflamada por el reflejo de un atardecer violento y despiadado, en el vacío de un trigal en medio de una inmensa llanura. Recordaba buscando un camino, una huída para alejar de ella toda la culpa que arrastraba, removía hasta el rincón más escondido de su memoria para encontrar un motivo para odiar, uno solo. Pero no lo encontró. Permaneció inmóvil durante casi una hora, apagando el día y encendiendo la noche. Cuando la tenue luz rojiza de la primera luna llena de agosto la sorprendió por la espalda regresó a la cuneta donde había dejado tirada la bicicleta y pedaleó con todas sus fuerzas. Se llamaba Diana, tenía dieciocho años, un corazón inmenso y un secreto.

Al regresar a casa Diana ya nunca sería la misma, tendida en la cama observando la respiración de su hermana mayor que dormía profundamente tomó la decisión quizás más importante de su vida. Entonces se levantó y abrió la ventana de su habitación, el viento se coló furioso haciendo volar las cortinas y mientras seguía el vuelo de unos murciélagos a la luz de la luna se prometió a sí misma que tendría aquel hijo, y que se llamaría Samuel si era niño. Si era niña aún no lo había pensado. Aquella noche se durmió con una inmensa sonrisa, tal vez recordando la vez en que su padre la enseñó a montar en bicicleta cuando tan solo tenía cinco años.

Al despertar se sentía en paz consigo misma y durante horas paseamos de un lado a otro del pueblo, ella con sus pupilas encendidas y yo con la cabeza llena de ella. Me había llamado a primera hora para quedar a dar una vuelta y hacer unas compras. A las once de la mañana en el frontón fue todo lo que dijo. Después de tomar la segunda fanta dijo que se llamaría Samuel. Nunca supe porqué tuvo desde el principio la certeza de que sería un niño, pero la mantuvo durante los siete meses siguientes y una y otra vez se negó a que ningún médico le dijera si sería niño o niña, ella ya lo sabía de antemano. Se reía de nosotras diciendo que se lo había dicho la luna el mismo día que había decidido tenerlo. Del padre nunca nos dijo nada y eso fue lo que terminó de envenenar mis celos; durante años la había amado en secreto, casi sin darme cuenta, compartiendo con ella cada segundo de nuestra vida, las excursiones al río, los recreos en el colegio, las noches en su casa o en la mía mientras hacíamos planes imposibles. Mientras duró el embarazo la fui perdiendo poco a poco, cada vez íbamos teniendo menos cosas en común y mi comportamiento era día a día más obsesivo. Cuanto más me agarraba al pasado, intentando lograr que las cosas volvieran a ser como antes más la perdía. Diana estaba construyendo una nueva vida por dentro y por fuera y se mostraba más distante y huidiza, a lo que yo respondía al principio con un empeño agobiante de hacer cosas y más tarde con una falta de consideración absoluta por sus necesidades. En nuestro distanciamiento yo empecé a odiar a toda la gente que la rodeaba, empezando por su hermana, que fue la persona que más la acompañó durante esos meses. Me fui encerrando en una burbuja de aislamiento, apenas salía de casa y cuando lo hacía siempre estaba de mal humor e hiriente. A menudo me iba a un pinar cercano al río donde solíamos jugar de pequeñas, dentro del pinar había un claro con unas pocas decenas de viñas y una cabaña de ramas secas en el medio, desde esa cabaña había aprendido a parar el tiempo para poder enamorarme lentamente de su sonrisa y mirar fijamente sus ojos verdes. Me senté en el medio del majuelo, junto a la cabaña, y esperé a que cayera la noche. Durante la espera el silbido del viento helado que agitaba las copas de los pinos me susurraba todas las conversaciones que habíamos mantenido durante todos aquellos años, los secretos que nunca revelé, las caricias que siempre tuve que contener, los besos que se precipitaban en el abismo del vacío hasta que cayó la noche. Era una noche muy fría de principios de febrero, la constelación de Orión se veía magnífica y resplandeciente en el borde del claro, llevaba varios días planeando aquella noche, nada debía fallar, me quité el abrigo de lana y subí las mangas del jersey hasta los codos, un latigazo de frío me estremeció cuando empecé a cortar las venas, desde ese momento apenas recuerdo nada, tan solo la sensación de sueño, las ganas de permanecer inmóvil y la imagen de mi madre cantándome una canción para que me durmiera.
Gabriela nació dos semanas más tarde.

París – Madrid Octubre 2004

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18 junio 2007

Pues parece que Valencia empieza a tener fecha de caducidad... según he sido informado se espera que me trasladen en las próximas dos semanas a Zaragoza, así que cambio el mar por el Ebro y me voy al lado oscuro del trasvase...
De Zaragoza sé practicamente lo mismo que de Valencia antes de venir, no conozoco a nadie y el transporte es cómodo en el AVE. Así las cosas ya me explicará Aireen cosas que hacer allí, sitios que conocer, bares que visitar y librerías que saquear.
Seguiremos informando

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16 junio 2007

Y ya definitivamente me quedé solo. Rodeado de gente pero en la soledad más absoluta.

Y en silencio.

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María,

no sabes cuánto te echo de menos

El corazón es agua que se acaricia y canta
el corazón es puerta que se abre y cierra
el corazón es agua que se remueve,
arrolla, se arremolina, mata.

M. Hernández.

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15 junio 2007

Isabel

Había dos acacias con las copas muy redondas, y un emparrado que cubría el porche alfombrado de cantos rodados. Por las mañanas solía regarlos despacio con la manguera, para que estuviera todo bien fresco para la hora de la comida. Otras veces se sentaba en una silla de mimbre con un respaldo redondo y alto y pelaba judías verdes con la sonrisa siempre a punto y las gafas de pasta marrón transparentes concentradas en el cuchillo. Cada vez que íbamos al pueblo nos recibía en la puerta con el delantal y la comida a medio hacer. Casi nunca discutía pero cuando lo hacía era la persona más testaruda del planeta y nada de lo que le dijeras podía hacerle cambiar de opinión. Por las noches mientras nos divertíamos con los amigos por la plaza o aprendíamos de chicas llevándonos algún guantazo en la era ella nos esperaba con la tele encendida; la mayor parte de las veces el sueño la vencía y se quedaba dormida sobre la mesa camilla. La recuerdo viendo un resumen de la prueba de vela de la olimpiada de Barcelona, ella no admitía que se hubiera quedado dormida y pretendía hacernos creer que estaba interesadísima en barloventos y sotaventos. Creo que he heredado esa capacidad para intentar llevar siempre la razón aún cuando la evidencia la niega. Las semanas santas sabían a sus torrijas y las calentaban las hogueras que ella preparaba por la mañana temprano mientras los demás dormíamos calientes. Aquella casa vieja que la había visto nacer crujía por las noches cuando alguien iba al baño y de su alcoba brillaba la luz de su mesilla siempre alerta. Murió hace ocho años. En verano mis tíos nos hicieron una comida para que viéramos cómo había quedado la casa tras la obra. En aquella casa ya no hay chimenea y la calienta una caldera de gasóleo, el agua siempre sale caliente y el suelo no cruje y aunque ella ya no está yo sé que sigue allí como las acacias que la vieron nacer y que ahora me dan sombra, como se la dieron a ella y a mis bisabuelos.

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14 junio 2007

De repente estaba sentado frente al borde del embarcadero, con las piernas colgando y con un silbato en la boca. Llegabas en una barca de madera muy fragil y gastada, vestías una camiseta de rayas azules y una gorra con una marca de fertilizante. Mascabas chicle.
-¿subes o qué? - decías apagando el motor mientras llegabas al extremo del embarcadero.
Dos puntos insignificantes en medio del mar y una vida por delante para naufragar.

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11 junio 2007

Quería dedicarle el post de hoy a la mejor persona que pisa sobre la faz de la tierra. Un abrazo cercano, un suspiro de alivio, un puerto en el que anclar tus males y dejarte mecer por sus aguas tranquilas, su clima suave, su dulzura y su pureza. Un manantial lleno de bondad, un tratamiento antiestrés, una mirada complice, una palabra de ánimo. ¿Y qué le devuelvo? Una montaña de malos rollos e historias para no dormir... espero que muchas vueltas en moto más allá sigamos cruzando nuestros caminos siempre aleatorios y tengamos un minuto para dedicarnos una sonrisa, un beso, un abrazo y, probablemente, un buen trago de tequila, del que a buen seguro sabrá sacar petróleo.
Por muchas tardes más en Yamaguchi, en la Taconera o en el templo de Debod.
Felicidades.
Audio:: Yann Tiersen - Le parapluie

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07 junio 2007

Hagamos un trato - Mario Benedetti

Compañera, usted sabe
que puede contar
conmigo,

no hasta dos
ni hasta diez
sino contar
conmigo.

Si algunas veces advierte
que la miro a los ojos,
y una veta de amor
reconoce en los míos,
no alerte sus fusiles
ni piense que deliro;
a pesar de la veta,
o tal vez porque existe,
usted puede contar
conmigo.
Si otras veces me encuentra
huraño sin motivo,
no piense que es flojera
igual puede contar
conmigo.
Pero hagamos un trato:
yo quisiera contar con usted,
es tan lindo saber que usted existe,
uno se siente vivo;
y cuando digo esto
quiero decir contar
aunque sea hasta dos,
aunque sea hasta cinco.
No ya para que acuda
presurosa en mi auxilio,
sino para saber
a ciencia cierta
que usted sabe
que puede
contar
conmigo.

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Tutta quella citta', non se ne vedeva la fine... La fine, per cortesia, si potrebbe vedere la fine? E il rumore. Su quella maledettissima scaletta... era molto bello, tutto... e io ero grande con quel cappotto, facevo il mio figurone, e non avevo dubbi, era garantito che sarei sceso, non c'era problema. Col mio cappello blu, primo gradino, secondo gradino [...]. Non e' quel che vidi che mi fermo. E' quello che non vidi. Puoi capirlo fratello? E' quel che non vidi ... lo cercai ma non c'era, in tutta quella sterminata citta c'era tutto tranne... c'era tutto ma non c'era una fine. Quel che non vidi e' dove finiva tutto quello, la fine del mondo.Ora tu pensa: un pianoforte. I tasti iniziano. I tasti finiscono. Tu sai che sono 88, su questo nessuno puo' fregarti. Non sono infiniti, loro. Tu sei infinito, e dentro quei tasti, infinita e' la musica che puoi suonare. Loro sono 88, tu sei infinito. Questo a me piace. Questo lo si puo' vivere. Ma se tu, ma se io salgo su quella scaletta, e davanti a me si srotola una tastiera di milioni di tasti, milioni e miliardi di tasti, che non finiscono mai, e questa e' la verita', che non finiscono mai e quella tastiera e' infinita... Se quella tastiera e' infinita, allora su quella tastiera non c'e' musica che puoi suonare. Tu sei seduto sul seggiolino sbagliato: quello e' il pianoforte su cui suona Dio. Cristo, ma le vedevi le strade? Anche solo le strade. Ce n'e' a migliaia, come fate voi laggiu' a sceglierne una, a scegliere una donna, una casa, una terra che sia la vostra, un paesaggio da guardare, un modo di morire. Tutto quel mondo, quel mondo addosso che nemmeno sai dove finisce e quanto ce n'e'. Non avete mai paura, voi, di finire in mille pezzi solo a pensarla, quell'enormita', solo a pensarla? A viverla...Io sono nato su questa nave. E qui il mondo passava, ma a duemila per volta. E di desideri ce n'erano anche qui, ma non piu' di quelli che ci potevano stare tra una prua e una poppa. Suonavi la tua felicita', su una tastiera che non era infinita. Io ho imparato cosi'. La terra, quella e' una nave troppo grande per me. E' un viaggio troppo lungo. E' una donna troppo bella. E' un profumo troppo forte. E' una musica che non so suonare. Perdonatemi, ma io non scendero'. Lasciatemi tornare indietro, per favore.
Alessandro Baricco - Novecento

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I dearly like the west...

06 junio 2007

REM - At my most beautiful

I've found a way to make you
I've found a way
A way to make you smile
I read bad poetry
Into your machine
I save your messages
Just to hear your voice
You always listen carefully
To awkward rhymes
You always say your name,
Like I wouldn't know it's you,
At your most beautiful
At my most beautiful
I count your eyelashes, secretly
With every one,
whisper I love you
I let you sleep
I know you're closed eye
watching me, Listening
I thought I saw a smile

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En Valencia parece que ya ha terminado la mierda esta de la Louis Vuitton Cup y la han ganado las gentes de las antípodas, ahora se tienen que enfrentar a los suizos del Alinghi y se acabará esta pesadilla de niño pijo, coche caro y cocktail de colorines con sabor a fresa. Los suizos como no tienen mar tuvieron que elegir la sede y eligieron Valencia, como hizo Ecclestone con la F1. Gente que sabe donde está el dinero. Vaya redundancia...
En fin, que parece que esto termina, como la tregua de ETA quienes tras perdonarnos la vida a todo bicho viviente ahora vuelven a decir que no, que no se dan las condiciones para la negociación y que los fascistas bla bla bla... lo de siempre. Ellos sabrán, yo a Euskadi voy a veces, me lo paso bien, disfruto con su comida, su mar, su gente, sus paisajes y me vuelvo tan contento y francamente me da igual si Euskadi es España, es Francia, es independiente o es un estado libre asociado, que lo decidan de una vez en referendum y se dejen de gaitas los unos y los otros... y a los del pistolón que usen la palabra, que suele dar mejores resultados y hacer menos daño (por lo general).
He vuelto a arrasar con una librería... no puedo tener la tarjeta encima cuando voy a estos sitios. Me vuelvo loco.
A ver si me leo algo de lo que me he comprado.
Audio :: Bloc Party - I still remember

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04 junio 2007


Recorriendo un poco el mundo con la imaginación, como corresponde a las personas que nos pasamos el día con la cabeza en otro sitio recordé el "Monkey Island"... el mejor juego de ordenador de todos los tiempos. Y esto no admite discusión. Desde que rodaron "La isla de las cabezas cortadas" hasta "Piratas del Caribe" no logran dar con un personaje ni remotamente parecido al bueno de Guybrush Threepwood. En la foto las pantallas en las que Guybrush debía aprender a ser pirata, para lo cual debía combatir contra rudos bucaneros a insulto limpio.
- Te aplastaré como a un tomate maduro...
- Si sigues luchando así, yo que tú iba contratando un buen seguro
___
- Tras de mí han ardido mil ciudades!
- No lo dudo, bastan una cerilla y una de tus ventosidades
___
- Mi sola presencia intimida a mis rivales
- Por la terrible prueba a la que se someten sus fosas nasales
___
- Hoy con brazo poderoso a 12 hombres he vencido...
- Al ver tamaña barriga diríase que te los has comido.
Después de lo cual debía batirse en duelo mortal con el SWORD MASTER, que en realidad era una atractiva pirata de la que se enamoraba...
En fin, que me he acordado de Guybrush y me ha venido una inmensa añoranza por los tiempos del mailsoft, el monkey island, el railroad tycoon y el F19... tardes enteras gozadas delante del ordenador entre los catorce y los diecisiete años.
PD: El homenaje incluye, por supuesto, a Stan que tan pronto vendía barcos en la primera edición del juego que ataúdes en la segunda entrega... un grande de la técnica de ventas.

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03 junio 2007

Burbuja

Llegaste en medio de la confusión, era tarde y estaba cansado, la autopista había estado repleta de coches y aquel ruido no terminaba nunca, se hacía insoportable estar en medio de aquella legión de coches embotellados desde el aeropuerto hasta el centro. El taxi me escupió frente a tu casa, yo aún no sabía que aquella era tu casa. Cuando llegué apenas pude deshacer mi equipaje, el ambiente era muy húmedo y el cielo amenazaba con desplomarse sobre nosotros, las nubes reflejaban pesadamente el naranja de las luces callejeras y en el suelo aún quedaban los charcos de la lluvia anterior dibujando el reflejo de los escaparates. Llegué tan cansado que casi me dormí nada más pisar la habitación, habría sido una buena jugada del destino quedarme dormido en aquel momento, sin embargo pude aguantar para saludar a Gisela y brindar con ella con una copa de vino blanco. Luego que hube conversado con ella y colocado todo el equipaje nos subimos a la habitación de arriba. Era tu cumpleaños. Recuerdo que había mucha gente y nos presentaron casi por casualidad, casi todos eran de la residencia. Encantado fue todo lo que acerté a decirte, vaya estupidez, encantado de haberte conocido. Todo pasó muy deprisa. Recuerdo tu mirada, llegando desde muy dentro hacia afuera, explorándome confusa y excitada, tenías los ojos más bonitos que jamás había conocido y sin embargo parecías triste. Me ofreciste un vaso con tres hielos y me indicaste con la mirada dónde podría encontrar la bebida. Me serví un White Label con Coca Cola, mientras atravesaba con la mirada el perímetro de la habitación. Estaba llena de fotos, algunas tuyas y otras de tu compañera, eran un pequeño inventario de vuestras vidas. Me preguntaba quiénes serían aquellas personas y qué relación habrían tenido contigo, quien sería amiga de la infancia y quien compañera de la universidad. En el centro había un chico, supuse que no sería una persona cualquiera. Todavía me gustaba hacer conjeturas e imaginar la vida de los demás, ¿recuerdas cómo completaba las conversaciones de la gente en el metro cuando íbamos juntos al mercado central? No claro, no puedes recordarlo.

Gisela estaba preciosa, con su pelo liso y las gafas azules, siempre a juego con sus zapatillas viejas. Hacía meses que no la veía y era como si el tiempo nunca hubiera pasado, parecía que me hubiera despedido la noche antes, cuando salimos todos juntos por Madrid para decirle adiós. La querías mucho y ella también a ti, aunque nunca os lo dijerais las dos lo sentíais y era maravilloso veros discutir desde lejos decidiendo qué música poner, qué ropa lavar, qué cena preparar o qué marca de vino era la mejor para hacer sangría.

Soñé contigo todas las noches mientras estuve allí. Recuerdo especialmente un sueño, en él corrías por unas vías abandonadas, llevabas un jersey verde, y corrías con todas tus fuerzas, exhausta, yo te veía acercarte sentado en el borde de un andén descascarillado y tú no me mirabas, pasabas de largo y te perdías entre dos pinares. Como si fueras un tren fantasma. Te desvanecías de repente, ya no quedaba nada, tan solo un fuerte olor a romero y a tomillo. A mí me gustaban más los sueños que olían a jazmín y a azahar y terminaban bajo un almendro.

Aquella primera noche después de tres white label te pregunté por el chico de la foto. Tú me preguntaste por Gisela. Yo te hablé de una película. Tú me hablaste de un cuento sobre una ciudad en la que a todo el mundo le ocurría la misma desgracia. Te cogí la mano. Me miraste a los ojos, con la misma mirada desgarradora de la primera vez. Sólo pude buscar tus labios. Abriste los labios muy despacio apretando los dedos de tu mano derecha contra los míos.

Estuvimos juntos tres semanas, compartiendo aquella ciudad maravillosa y llenando de ilusión nuestros sueños. El último día hicimos el amor como nunca antes lo habíamos hecho mezclando el sudor con las lágrimas. La mañana después me perdí con un pañuelo entre las manos en medio del bullicio de tu calle.

Dice el médico que no recuerdas nada, pero yo no puedo soportar la idea de que me hayas borrado de tu memoria. Te miro a los ojos y me sonríes pero no me reconoces.


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Mierda de melancolía.

Audio:: Los Planetas - Y además es imposible

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